Friday, October 08, 2010

Otro plagio

A continuación les pongo algo escrito por Denisse Dresser que me parece de sumo interés electoral (es sobre el culero de Piedra Nieto):

"PEÑA NIETO, EL «GOLDEN BOY» DEL ESTADO DE MÉXICO

"El copete acicalado. La sonrisa diamantina. La novia famosa. El Gobierno dadivoso. La publicidad omnipresente. La pantalla alquilada. La alianza del guapo y los corruptos. Los componentes centrales del modelo de competencia política que el PRI construye y con el cual logra ganar. Los ingredientes fundamentales de la estrategia que el PRI despliega y con la cual logra arrasar.

"Una ecuación cuidada, perfectamente planeada: cara bonita + dinero + televisoras + publicidad + PRI dinosáurico = triunfo electoral. Una fórmula concebida en el Estado de México y ahora instrumentada exitosamente a nivel nacional. Una fórmula patentada por los artífices de la
«experiencia probada», en busca de algo que puedan vender como «nueva actitud». El modelo bombón. El modelo «Golden Boy». El modelo Peña Nieto.

"Con resultados a la vista y confirmados en esta elección. Distrito tras Distrito, Presidencia municipal tras Presidencia municipal, Diputación tras Diputación, Estado tras Estado. Corredores azules que se vuelven tricolores; bastiones panistas que pasan a manos priistas; territorios del PRD que dejan de serlo. Guadalajara y Zapopan y Cuernavaca y Toluca y Ecatepec y Tlalnepantla y Atizapán y Naucalpan. Tan sólo en el Estado de México, el triunfo en 40 de 45 distritos electorales.

"El PRI, beneficiario del voto de castigo por una economía que se contrae más del 7 por ciento. El PRI, beneficiario de la inseguridad que la popularidad presidencial no logra remediar. El PRI, beneficiario de un PRD que se devora a sí mismo y un PAN que se traiciona a sí mismo. Pero más importante aún, el PRI beneficiario de la mejor inversión que ha hecho en tiempos recientes: la campaña publicitaria permanente que lleva a miles de mujeres a exclamar -en mítines de campaña-
«Peña Nieto, bombón, te quiero en mi colchón.»

"El
«Astro Boy de Atlacomulco», una criatura concebida por la dinastía política más importante del País que ahora busca dominarlo de nuevo. El político Potemkin, producto de un entramado de intereses políticos y empresariales que combina la modernidad mediática para llegar al poder, con los viejos métodos para ejercerlo.

"El mexiquense metrosexual construido con carretadas de dinero: por lo menos 3 mil 500 millones de pesos en cuatro años de autopromoción mediática descritos por Jenaro Villamil en su nuevo libro Si yo fuera presidente: el reality show de Peña Nieto. El posible candidato presidencial, seleccionado, asesorado y adiestrado por personajes como Arturo Montiel y Alfredo del Mazo y Carlos Salinas de Gortari y ejecutivos de Televisa y muchas manos más que peinan el copete. Venden el producto. Posicionan la marca.

"Enrique Peña Nieto, emulando a diario la estrategia salinista basada en la inauguración de grandes obras y el cumplimiento de pequeños compromisos. Promocionando a diario la lista de libramientos construidos, tractores regalados, apoyos económicos entregados.

"Ejemplo de lo que Octavio Paz llamó el
«ogro filantrópico», ese Estado que no construye ciudadanos, sino perpetúa clientelas. Millones de mexicanos educados para vivir con la mano extendida, parados en la cola, esperando la próxima dádiva del próximo político. Como los 9 mil que se aprestaron a celebrar el cumpleaños de Mario Marín hace unos días y los 200 que hicieron cola para abrazarlo. Como aquellos para quienes la corrupción se vale cuando es compartida. Como aquellos que volvieron a votar por el PRI en el Estado de México, a pesar de las marrullerías de Arturo Montiel y las marometas llevadas a cabo por su sucesor para encubrirlo.

"Enrique Peña Nieto, actor de un espectáculo continuo, perfectamente producido, escenificado y actuado en la pantalla más grande del País. El candidato de
«El Canal de las Estrellas» que hasta novia le consiguió. El candidato que las televisoras hacen suyo y se encargan de edificar. Con promoción política disfrazada de infomercial; con paquetes publicitarios que incluyen la compra de entrevistas en los principales noticieros; con la cobertura de un romance que recibe más atención que la guerra contra el narcotráfico; con el silencio televisivo que se guarda sobre el caso de Atenco o los feminicidios en el Estado de México o cualquier tema controvertido que podría evidenciar las fauces del joven dinosaurio.

"Hay un Plan de Trabajo que Televisa ha puesto en marcha y cuyas instrucciones Peña Nieto sigue al pie de la letra: te doy la pantalla desde la cual propulsarte y me das una Presidencia a la medida de mis intereses. Un trueque permanente de favores, dinero, gestión política a cambio de impunidad y promoción mediática.

"Como advierte Julio Scherer García, la fórmula Peña Nieto es sencilla: comprar el tiempo en la televisión, corromper y corromper, mentir y mentir, aprender que a los aprendices se les puede y debe aprovechar. Todo para apoyar al joven muñeco, atractivo por su presencia física, a costa de la inteligencia y la pulcritud moral. Todo para que el poder regrese a las manos de la mafia. Todo para que el PRI vuelva a Los Pinos."

Si ya al adefecio de Madrazo le decían "Madrazo: de ti yo me embarazo"...

Me pregunto qué opinarán las feministas de las imbéciles con ese tipo de frasecitas...


Aliquandō rideō, iocor, ludō; home sum...

Tuesday, October 05, 2010

México vs Brasil

Como me asquea el balompié en general (salvo algunos partidos del Mundial y de las ligas ebriopeas) y odio el fucho mexicano en general, pero también me desagrada ladrar sin proponer (aunque a veces sólo ladre y ya), propongo un verdadero encuentro de habilidades entre Brasil y México, sólo que en el terreno político, a ver quién gana.

Lo que sigue me fue enviado por correo electrónico, es decir, es plagio (yo nomás le di corrección de estilo y ortografía):

"Lula da Silva tomó posesión el primero de enero de 2003 para desempeñar lo que sería su primer periodo presidencial de cuatro años. En ese entonces, Vicente Fox ya tenía dos años en Los Pinos. Ambos habían prometido un cambio: tanto Brasil como México lo necesitaban con urgencia. Uno curaba las heridas que le dejó la dictadura militar; el otro salía de 70 años de autoritarismo priísta.

"En octubre de 2006, Lula fue reelecto para otro periodo de cuatro años. Felipe Calderón asumió la presidencia [de México] unos días después, el primero de diciembre de 2006. Coinciden, pues, los ocho años del presidente brasileño con cuatro de Fox y cuatro de Calderón, pero los resultados son distintos.

"Al comenzar su gobierno, Lula sorprendió con la formación de un equipo plural. Nombró a un personaje de la derecha, el presidente del BankBoston USA, Henrique Meirelles, para la dirección del Banco Central do Brasil, pero también designó a su amigo, el ex troskista Antonio Palocci, hombre de su confianza, como ministro de Hacienda. Con ese movimiento Lula marcó lo que sería una de las claves de su éxito: equilibrar las fuerzas para sacar adelante a Brasil.

"En contraste, Vicente Fox formó lo que llamó
«los gabinetes de orden y respeto, crecimiento con calidad y desarrollo humano». En el primero incorporó a Santiago Creel y a la señora Marta [Sahagún], entre otros. Pronto se vió que lo del orden y respeto era un eufemismo. En el primer mes del sexenio escapó de la prisión «de alta seguridad» Puente Grande un narcotraficante, «El Chapo» Guzmán, quien en los años del panismo jugaría un papel central y ascendería a la lista de los hombres más ricos del mundo editada por la revista Forbes. El suceso ha tenido hondo significado. El dato que caracteriza y por el cual serán recordados los gobiernos de Fox y Calderón no tiene que ver con la economía, la educación, el empleo, la salud o las relaciones internacionales, sino con el derramamiento de sangre: en el foxismo se registraron entre 9 mil y 13 mil ejecuciones [del narcotráfico]. En el calderonismo la cifra oscila alrededor de 30 mil.

"La inevitable comparación entre ocho años del PT de Lula y el PAN de Fox y Calderón arroja resultados muy diferentes:

  1. Brasil es hoy la octava economía mundial, acaba de colocarse encima de España, mientras la de México ha caído a la posición número 15 (Fox alardeaba de que ocupaba la novena -«la novena de Fox»).
  2. La economía brasileña crece a un ritmo de 7.4% anual, la de México está en números negativos.
  3. La moneda de Lula, el real, ganó 105% de valor frente al dólar; el peso se ha devaluado 37%.
  4. Allá salieron de la pobreza 36 millones de personas, aquí hay 20 millones más.
  5. Brasil se ha ido desenganchando del tren de la economía estadunidense, abriéndose al comercio con China, Rusia e India, México sigue en el cabús.
  6. Fox y la señora Marta viajan por Europa con lujo y dispendio, siguen pasando la charola para promover la democracia y nunca dan cuentas. Lula dice que cuando deje el gobierno quiere llevar la vida de un ciudadano común: “Tomar una cerveza en un bar sin que nadie se fije si el presidente toma o no… Ir a la cancha a ver al Corinthians en la tribuna y mezclarme con la hinchada”. Calderón quizá no volverá a salir a la calle en México si no va protegido por todo un aparato de seguridad.
  7. A los ojos del mundo Lula entrega una nación con prestigio, ofrece seguridad a los inversionistas, se encuentra en plena expansión. Para vergüenza nuestra, Fox y Calderón han convertido a México en un lugar que los gobiernos de Europa y Estados Unidos aconsejan a sus ciudadanos no visitar porque pueden resultar robados, secuestrados o asesinados."
Así las cosas, creo que el marcador está muy claro y sólo agrgaría una cosa más: no fue sólo culpa de Ox y de FeCal, pues ellos sólo fueron el brazo ejecutor de lo que ya se venía cocinando desde los inicios del neoliberalismo en México, pero los más grandes culpables somos nosotros, los pendejos ciudadanos capaces de gritarle a un mesero porque nos trae tibio el café, pero agachamos la cabeza ante el gobierno. Nosotros, los pendejos ciudadanos que gruñimos por las imposiciones gubernamentales, pero ponemos nuestra pinche banderita en septiembre y vamos a gritar como imbéciles al Zócalo como quien profiere "¡Más, más! ¡Viólame más!" Nosotros, los pendejos ciudadanos patrioteros que "amamos a nuestro país y nuestra independecia", pero pagamos a la Madre Patria, España, el viaducto elevado Bicentenario. Nosotros, los pendejos ciudadanos que nos encabronamos cuando hay una manifestación en las calles y odiamos a los manifestantes sin conocer, siquiera, su causa, sin ver que deberíamos odiar al gobierno. Nosotros, los pendejos ciudadanos que vemos "el lado Coca Cola de la vida". Nosotros, los pendejos ciudadanos que "este mundial, hicimos sandwich." Nosotros, los pendejos ciudadanos que, como dijo Gandhi, nos ponemos "la capa de la no-violencia" para disfrazar nuestra impotencia y nuestra apatía. Nosotros, los pendejos ciudadanos, pensando que importa sólo quién tiene el palo más grande y dejamos completamente del lado el hecho de que también importa infernalmente quién lo mueve. Nosotros, los pendejos ciudadanos que desquitamos nuestras frustraciones sobre un abstracto (los gringos, los judíos, los argentinos, etc.) sin ser capaces siquiera de decirle "no" a nuestra pareja, a nuestros padres, a nuestros hijos. Nosotros, los pendejos ciudadanos que nos ofendemos cuando, al hablar, no se incluye a masculinos y femeninos y buscamos incansablemente la hipocresía de la corrección política. Nosotros, los pendejos ciudadanos que caemos en el juego enfermo del Poder y dejamos de educarnos (la mejor herramienta para la prevención del delito) porque, cuando regresamos a casa, "no queremos saber más de nada; a ver tele en calzones mientras chupamos y comemos hasta caer dormidos".

Y así hasta el infinito.

Como México no hay dos (¡no hay tos!).

Esto es el Bicentenario.



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Friday, June 18, 2010

La escuela de la pendejada

Y para comenzar esta nueva fase del blog, va la reseña de una reverenda mugre que, por azares del destino, me tocó leer. Quiero evitarle el trauma y los corajes a la mayor cantidad de gente posible y, sobre todo, evitar la compra del objeto este.

Reseña

ESCALANTE, Beatriz, La escuela del amor, México, Plaza-Janés, 2010, 287 pp.

El novedosísimo texto (es un decir) que ahora nos ocupa no es otra cosa sino otro producto insulso de las producciones narrativas actuales (es decir, no son necesariamente literarias). Plagado de errores de redacción (en el plano más superficial), de continuidad [p. 12: la mano y los “pasajeros”], de temporalidad y de verosimilitud (en el nivel más profundo), La escuela del amor es un cliché cursi (ya no meloso), aburrido y fastidioso sin atractivo alguno.

El libro está dividido en 25 capítulos(1) y presenta un narrador extradiegético omnisciente en tercera persona(2). El tiempo es completamente lineal con muchos cambios demasiado bruscos de escena (passim, pero pp. 32-33, 35 y 63, por ejemplo) y de ritmo (de repente va lentísimo y podríamos saltarnos párrafos enteros y de repente acelera a lo bestia), donde con sólo cambiar de párrafo, y a veces incluso de línea, elide tiempos, espacios y escenas completas para cambiar totalmente de foco y de personaje. La narración se desarrolla principalmente en la Ciudad de México, en colonias de alto nivel económico, pero también hay partes en Roma y San Francisco, por ejemplo. El tiempo desarrollado es de alrededor de un año (poco antes del cumpleaños 29 del personaje principal hasta poco después de dicho cumpleaños).

El personaje principal es una tal Fernanda Salas acompañada de sus tres mejores amigas (Vanesa Kuri, Mariela y Christianne) en el papel de personajes secundarios. El “galán” de esta historia rosa es David Sheridan (sepa cómo se pronuncie, ¿/da-bíd/ o /déi-vid/?) también como personaje secundario y, algunos personajes incidentales. La trama es simplonsísima: Fernanda busca al hombre perfecto para casarse con él y el libro trata de los “enredos” que ello le acarrea debido a la intervención de su amiga Vanesa, dueña de una agencia de compañía masculina (sin componente sexual alguno: sólo compañía), quien le encarga a uno de sus empleados, David, lleve a Fernanda a cenar el día de su cumpleaños. Como David está entrenado para hacer pasar una excelente noche a las clientas, Fernanda se enamora perdidamente de él.(3) Los “problemas” vienen cuando David se enamora de ella, pero no le informa acerca de sus actividades y la relación está a punto de irse al demonio, pero todo termina bien. Eso es todo. No hay nada más.

La caracterización de los personajes arroja los primeros problemas del libro, pues son insulsos, mal delineados, inverosímiles e incongruentes.(4) Me explico. Fernanda es una fémina que lo tiene todo: belleza física, trabajo excelentemente remunerado, padres y hermano, amigas fieles, etc., pero su ilusión más grande es casarse. Pero, obviamente, no con cualquier pelado, sino con un príncipe azul. Literalmente [p. 33]. Está empeñada en encontrar a su amor perfecto antes de los 30 (háganme el recochino favor). Así, Fernanda es una licenciada en Turismo a quien le interesa la “belleza interior”, pero no soslayará nunca la exterior;(5) es un ser frívolo (le gusta su materialidad y no concibe estar fachosa, desarreglada o sin maquillar), pero con un “límite sano”,(6) pues no sólo es presentada con características abstractas (bondad, deseo de ayudar a los demás,(7) buen carácter, etc.) que pretenden separarla de la materialidad a su alrededor. Tiene algunas habilidades padres pero inútiles (sabe cocinar platillos sofisticados y bonitos [sic]), su programa favorito es el de su amiga Vanesa, donde una terna de necios (o necias) compiten en un concurso de preguntas y respuestas por ganarse a otro ignaro,(8) a quien no conocen ni pueden ver hasta el final del programa, para irse en una semana de vacaciones romanticistas(9) en Roma. Es también una caprichosa, débil(10) e inmadura [p. 82].(11) En resumen, Fernanda es una tradicionalista “moderada” con ideas estúpidas debido a su falta de problemas con su vida, que busca, únicamente, el glamour del matrimonio, como veremos más adelante.

La tal Christianne, por su parte, es la destrampada del grupo: guapa, pelirroja, adinerada (es dueña de la agencia de bienes raíces donde trabaja Fernanda) y sin complejos morales de ningún tipo, gusta de conocer hombres “hermosos” y llevárselos a la cama. Este personaje carece de substancia de cualquier tipo. Simple y llanamente es una pendejita ignorante, frívola y superficial, sin chispa alguna de intelectualidad, cuya única finalidad en la vida es pasársela bien. En resumen, le gusta disfrutar, sin tapujos, de la vida.

Mariela es la tradicionalista del grupo: madura (araña los 50 años) muy bien conservada, con dos hijos y uno más al final del libro, “chapada a la antigua”, muy adinerada, chef y dueña de un restaurante con academia gastronómica donde ella misma enseña, se escandaliza con la conducta de Christianne y todo lo que vaya en contra de “los valores familiares y tradicionales”.

Vanesa es millonaria, dueña de la compañía de escorts masculinos Male Company y fundadora de la Escuela del Amor [sic], una sandez de institución en Roma donde se pretende enseñar a los alumnos a reconocer los síntomas del “amor” y a mantener las relaciones de pareja. Hermosa y altísima, Vanesa no tiene ambiciones fuera del plano laboral: su objetivo es amasar fortuna(12) y no le importa el sexo, enamorarse, casarse ni, mucho menos, tener hijos. Vive en la irrealidad de todo millonario. Le dan lo mismo las loqueras de Chritianne, los discursos moralinos de Mariela o los ideales estúpidos de Fernanda, pero no es una mala persona, simplemente no le interesan esas cosas y es una “gran amiga”.

David, por su parte, es el cliché de hombre perfecto, aunque no se sabe si por el entrenamiento que le fue dado en Male Company para ser el acompañante perfecto para eventos elegantes con mujeres adineradas o si es algo natural de él. Huérfano desde el kínder, es también un cursi, sensiblero, contradictorio,(13) experto en seducción por su entrenamiento, pero torpe blanco en el ligue espontáneo; con un gran corazón,(14) “tierno”, “inteligente”, “culto” y demás estereotipos del hombre perfecto, pero termina siendo también un personaje débil (ver más abajo) y cursi.(15)

De esta manera, las relaciones entre personajes quedan configuradas de la siguiente manera: Christianne es la hueca, pero noble y buena persona; destrampada, pero responsable que tiene “sexo seguro” [p. 14, además es un sintagma innecesario que refleja un discurso aleccionador que pretende educar de manera “liberal”, semejante a p. 24]. Mariela está en el extremo de Christianne: ultraconservadora que pretende ser el faro moral de sus amigas, a quienes ve, en realidad como sus hijas y protegidas. En un ángulo de 90° con respecto al centro entre los extremos que forman Mariela y Christianne se encuentra Vanesa, quien no es, en nada, distinta de ellas dos, pues prohíbe el contacto sexual entre sus empleados y sus clientas y busca que las compañías sean sólo "románticas". Además, en su escuelucha busca un ideal de amor romanticista (un amor institucionalizado y cliché excesivamente meloso), busca salvar al mundo de las disputas amorosas para que todos vivan felices. Fernanda estaría en el centro de las tres: le agrada la materialidad y el “romance” como a Vanesa, no desaprueba el sexo antes del matrimonio como Mariela y tampoco le gusta el destrampe como a Christianne, pero tolera los gustos y excesos de su amiga.

Las cuatro amigas son todas empresarias, adineradas, sin preocupaciones reales e inmersas en un mundo materialista donde las apariencias son lo primero y los ideales (cualquiera que éstos sean) lo segundo. En general, a la mujer se le ve en este libro como alguien exitoso, respetuoso de los valores tradicionales, pero con voz, voto y nada de sumisión machista a su hombre (v. gr.: Mariela y la mamá de Fernanda). Estamos ante un ideal de mujer independiente, “liberada”, tradicional hasta el exceso, pero pretendidamente moderada en lo conservador, que en realidad es egoísta, caprichosa y hace todo por salirse con la suya, pero sólo está completa con un hombre a su lado [p. 16] o con millones de pesos, pero eso sí, con conciencia social [p. 106]. Recuerdan muchísimo a Susanita, la amiga de Mafalda... Y de las cuatro no se hace una sola Susanita, ¡nomás calcule!

Toda la narración está marcada por la irracionalidad. El ideal de la historia es que todo suceda por azar, por destino, por sentimiento, por “flechazo”. Si no te topas con una persona y sientes “una descarga eléctrica”, significa que no es para ti y que los dioses no te la mandaron. Todo se da por Fortuna, pero no la Fortuna cæca est, sino una especie de Fortuna ex machina; ni siquiera la pretendida “tensión” cuando Mariela puede perder al niño en su vientre emociona, por predecible: ya sabíamos desde el principio que habría problemas con eso, pero que todo saldría bien. En todo momento está presente la debilidad de que habla Todorov y, la verdad, fastidia desde las primeras 35 páginas.

En el nivel del discurso del libro es donde los problemas acaban de cuajar, pues si bien los personajes son insulsos, esto no sería motivo para hacer una mala novela, pero en este caso es el principio de los males. La narración es seca, aburrida y sin técnica alguna. Las figuras retóricas brillan por su escasez, mas, donde las hay, son de una debilidad grosera: la única figura que aparece continuamente (hasta el hartazgo) es el símil, pero de una calidad burda e insultante.(16) Las poquísimas metáforas del texto, además de ser lugares comunes y/o modificaciones burdas, son explicadas por el narrador, destruyendo el efecto estético producido por el cierre del lector [p. 18, por ejemplo]. La autora pretende, con su discurso, hacer gala de conocimientos, de “elegancia” y de tener “mucho mundo”, pero la verdad es que fracasa en todo esto, pues, para empezar, lo único que denota es un conocimiento superficial sobre todos los temas tocados en el libro, como si hubiera investigado en la Wikipedia; además de una mente prejuiciosa y llena de ideas y juicios estúpidos sobre muchos temas (empezando por el Amor). Sus intentos retóricos buscan la ingeniosidad y la elegancia (otra vez), pero son como un escupitajo hacia arriba. Además, la proliferación de marcas de objetos despistan al principio, porque uno no sabe a qué vienen y piensa que sólo es la salida fácil para pretender elegancia en los referentes, pero cuando da la marca de un micrófono televisivo casi al final del libro, nos damos cuenta de que son comerciales. Descarados. Sería bueno averiguar cuánto le pagan por mencionarlos en su librejo... O, a lo mejor, según una gran amiga mía que se mueve en el medio actoral, convertirán la novelucha en película o en serie de televisión y está buscando patrocinadores desde ahorita.

Sobre la construcción de la historia, no hay conflicto y mucho menos hay antagonista. No hay nada que mueva la historia y eso la vuelve de lo más predecible y aburrida. Hasta la página 182 hay un atisbo de conflicto, pero el incidente real se produce hasta la página 229. Las demás páginas se sienten como de relleno. ¡Ah!, porque este es otro error del tamaño del Şaħrā’u Al-garbiyati: el libro está infestado de cosas innecesarias [pp. 14, 17, 45 –toda la página- y las primeras 120 páginas, en realidad] y de recuentos innecesarios. Tal vez sería mejor enlistar algunos de los errores que encontré(17): símil burdo y necio, p. 13; lugar común, p. 13; “romanticista”, no “romántico”, p. 14; símil cursi, pero en contexto, p. 16; eufemismo políticamente correcto, p. 17; cliché: ¿Nada más los niños ven caricaturas?, p. 18; prejuicio de “los buenos sentimientos” [sic], p. 19; pésima alusión a la divinidad, p. 19; exageración (que no hipérbole), p. 22; p. 23; cliché “educador”, p. 24; prejuicio; “mujeres contemporáneas”, p. 25; cursilería excesiva, p. 26; p. 27; error metodológico y argumentativo, p. 29; pésima interpretación, p. 36; error judicial: ya es delito federal, p. 36; en realidad, el dibujo animado no es lo mismo que el cómic, pp. 36-37; p. 43(18); ¿qué diablos es un “reloj biológico de la amistad”?, p. 45; hipocresía, p. 57; kitsch de la conciencia ecológica, p. 59; el colmo de la vanidad, p. 60; inverosimilitud, p 65; colmo de la estupidez, p. 66; kitsch médico, p. 71; sueño cursi, p. 73; ambigüedad, p. 92; ¡horror al crimen!, p. 93; contradicción, p. 123; las pp. 197-200 son un reverendo asco; ¿cómo van a poder un par de desequilibrados alcanzar el justo medio? El milagro del amor, seguramente, ¿no?, p. 209; materialismo, p. 220; y ya no pongo más porque dejé de contar. Al final, lo mejorcito del librajo son los personajes incidentales: el niño Paquito, el psicólogo con su chofer en la inauguración en Roma y el abogado de Mariela.

Además, la narración se vuelve inverosímil, por completo, en la p. 126 y se confirma al final, cuando, en el concurso, Fernanda hace las preguntas, David contesta y ninguno de los dos reconoce la voz del otro [capítulo último: ¿pos no que se conocían a la perfección y a nivel espiritual?]. Lo que da más coraje es que los temas tocados por el libro tienen mucho potencial para una auténtica novela realista, pero en vez de criticar las sandeces de los personajes y del mundo donde se mueven, las apoya y nos deja la moraleja preciosa de “Tú no desesperes. Síguele buscando, pues por ahí está el hombre perfecto para ti”... Siempre y cuando seas magnate y no tengas que preocuparte por comer o por cosas relevantes. Todo esto sin contar errores ortográficos,(19) de redacción, de puntuación y de consignación de extranjerismos...(20) Si no sabes italiano, no escribas en italiano, Escalante, porque, ¿quién te dijo que hay acentos circunflejos en italiano? Además, si vas a escribir conversaciones en italiano, pónlas todas en italiano, no nada más las frases hechas para aparentar conocimiento del ítalo (es decir, para aparentar "elegancia" y "mucho mundo"): nada más quedas mal. Para no hablar de la descontextualización de grandes pensadores para hacerlos decir cursilerías [p. 83].

El libro no tiene nada de artístico, parece una anécdota alargada demasiado(21) con un discurso moralino, tradicionalista, cliché y, en general, de güeva que sólo podría gustarle a quien no ha leído nada jamás o no ha superado Harry Potter o Twilight (la "saga"). Pero, eso sí, como dijo Plinio, “No hay libro tan malo que no tenga algo de bueno”, y yo lo dudaba con esta cosa hasta que me explicó qué significa el R.L de “S.A. de R.L.”... Eso fue lo único que aprendí, lo único bueno. No pierdan su tiempo: no lean La escuela del amor o, por lo menos, no digan que no se los advertí.


NOTAS

1.-La verdad, ni me acuerdo cuántos capítulos tiene y no lo anoté por ningún lado, pero creo que son 25. Es cosa de comparar con el libro y corregir o confirmar el dato. Reconozco que esto es un error metodológico, pero el ejemplar era prestado y nunca jamás encontré el dato en internet.

2.-Aquí tengo un problema, porque en Teoría literaria se enseña desde el primer día que, en un texto literario, el narrador JAMÁS es el autor... Pero este libro no tiene nada de literario: estoy convencido de que el narrador es la autora y ya... Pero la rigurosidad metodológica me obliga a llamarla “narrador”... Ni modo.

3.-Sé que esa frase es un lugar común, pero considero que va muy ad hoc con todos los lugares comunes del libro.

4.-Ojo, no dije “contradictorio”. Comprendo la contradicción como una característica ontológica del ser humano (es muy difícil ir contra los instintos, por burdo ejemplo, pero ahí andamos queriendo superarlos), mas la incongruencia es la incapacidad (o la apatía) de hacer lo que decimos. Y que conste que no estoy en contra de quien tiene casarse como su máxima ilusión, sólo me desagrada muchísimo en este texto por su carácter moralizante, incongruente e imbécil.

5.-En el libro jamás sale algún prospecto feo o deforme. Lo más cercano a fealdad es el abogado de Mariela, quien arregla el registro de la Escuela del Amor de Vanesa, pero este personaje incidental sólo es eso: un relleno. En p. 74 se ve cómo sigue siendo importante, además de la “caballerosidad”, la “guapura”.

6.-En general, en esta reseña, las comillas no serán de cita, sino de burla. Cuando sean de cita, a continuación aparecerá la página de donde se sacó la barrabasada.

7.-¿Quiénes son “los demás”? Sepa. Pero el potencial de ayudarlos ahí está, según el narrador.

8.-En la película Mallrats (Kevin Smith, 1995) hay una parodia de este mismo tipo de concurso.

9.-Escribo “romanticistas” para diferenciar al estereotipo cursi de “velas-vino-petalosderosa-, etc.” de lo auténticamente romántico y evitar que los grandes maestros alemanes del arte y la filosofía vengan a jalarme las patas en la noche.

10.-En el sentido manejado por Tzvetan Todorov, quien habla de la fortaleza o debilidad de los personajes diciendo que el personaje débil se deja llevar por sus instintos y deseos, sin reflexión alguna y a quien en algún momento de la obra le llega la “toma de conciencia" y se hace fuerte. Los personajes fuertes, mientras tanto, nunca “toman conciencia” porque ya la tienen.

11.-A pesar de vivir sola, vive a once calles de sus padres y los visita muy seguido, lo cual habla de una incapacidad de separarse realmente de ellos y emanciparse. Habla de inmadurez, pues.

12.-Patológicamente, como Carlos Slim.

13.-Reconoce la artificialidad y banalidad de Vanesa, pero aún así le atrae... ¡De manera no sexual! ZOMFG!

14.-Cuida fervorosamente de su abuela.

15.-Mira que bautizar al jeep como “Casanova” y al perro como “Tenorio”... Eso ya es la hostia... Y seguro que la autora se siente súper ingeniosa.

16.-Todos sus símiles son extremistas, cursis [p. 16] y toma ejemplos muy delicados, como la cultura árabe, la cultura japonesa [p. 23], el manga [p. 44], etc., lo cual sólo denota ignorancia por parte de la autora [p. 13].

17.-Descontando los ya consignados.

18.-Esta página es especialmente repelente.

19.-Mayúsculas donde no van y viceversa, “Seat!” [“¡Asiento!”] en lugar de “Sit!” [“¡Siéntate!”] para ordenarle al perro que se siente, faltas de acento en español y en italiano, etc., etc., etc

20.-A veces los pone con cursivas y a veces no.

21.-“Como poca mantequilla sobre demasiado pan”, como diría Bilbo Baggins en The lord of the rings. The fellowship of the ring (Peter Jackson, 2001).



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¡Santa cachucha!

ZOMG!

Hace ya dos años que no actualizo esta chiva. No ha sido por falta de temas o asuntos, sino por... La neta ni sé por qué. La cosa es que todo lo posteable era personal y, la verdad, ¿a quién le importa mi vida? La verdad, después de dos años, y con la proliferación (como un pinche virus) de las redes sociales y cosillas como el Twitter, cada vez creo más una reverenda egolatría escribir sobre mi vida y publicarlo en la red. Digo, publicar así nomás: "Hoy fui con mi novia al cine" y ya. Mamadas. Procuraré poner cosas más generales sin abandonar el tono berricnhudo de siempre. A ver si funciona...

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