Tuesday, February 12, 2008

Con un demonio.

Creo que a fin de cuentas este espacio se ha vuelto un lugarejo donde sólo escribo para quejarme de cosas que de verdad me hacen enojar, porque cuando la vida va bien, ni me acuerdo de este blog. Para no romper la costumbre, y para confirmar la función catártica de esta cosa, venga el nuevo berrinche. Se llama "Odio la automatización burocrática".

Pues sí. Odio que en un país de atrasados (y retrasados) como este, quieran dárselas de elegantes y pretendan meter servicios de país avanzado. Es la clásica mentalidad mexicana de echarle crema a los tacos hasta que se aguaden nomás para apantallar. Pero en eso queda la cosa: en pura pantalla.

Resulta que la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, lugar donde me enseñan alemán, ha decidido quitarle al mundo la idea de que Izcalli es un pueblucho bicicletero donde con trabajos tenemos nevería, de modo que ahora, para asombro del mundo globalizdo (es un decir), para idiomas, antes de inscribirte al curso regular, hay que, ¡PREINSCRIBIRTE POR INTERNET! GUAAAAAAAAAUUUU.

No se emocionen es más naco de lo que la FES querría aceptar. Siempre pasa lo mismo, cuando un feudo olvidado de Dios, compuesto por ejidos iletrados llenos de imbéciles tratan de verse muy elegantes, el resultado es una cursilería de proporsiones bíblicas. Aquí palabras como "naco" carecen de la semántica necesaria para expresar completamente la idea del referente. Así que utilizaré la palabra "kitsch" no en el sentido sociológico de Umberto Eco, sino en el de los corrillos artísticos para calificar este fenómeno.

Vamos por partes. Resulta que al término de tu semestre, ya con tu calificación (en número y letra: MB, B, S, NA) y toda la cosa, te dan una fecha para "preinscribirte" por internecio. Así pues, dependiendo de tu desempeño es el día que te toca acceder a la página, introducir tu matrícula y realizar las respectivas elecciones de idioma, periodicidad, campus y nivel. Después te dan a elegir los horarios, eliges y aparece un comprobante de "preinscripción" con una fecha de "confirmación" (sí como en la religión católica), que evidentemente, debes imprimir y llevar en la fecha indicada, a la hora indicada para que te inscriban ahora sí en serio. Como si fuera un ritual pagano o un experimento científico (que en esencia, es un ritual pagano).

Esto suena muy bien cuando piensas en su finalidad: hacer un balance de la bola de necios que queremos seguir con nuestra educación extracurricular para optimizar los lugares en los grupos y al final, hacer un balance de los que a última hora se echó para atrás y dejó un lugar para otro iluso que tenga las ganas de meterse en este atolladero. Nada más que la utopía se derrumba cuando pretendes traerla a la realidad con la misma ilusión con la que un albañil observaría un ladrillo (siendo el ladrillo, en esta metáfora, aquello que los burócratas que organizan todo el sistema tienen en la cavidad craneana).

¿Cuál es el problema con esto aparte de la presentación y diseño mediocres de la página de registro? Que lo hicieron sin ningún tipo de prueba beta ni nada por el estilo. Hace tres semestres que lo implementaron y en todos, sin excepción, fue necesario retrasar las fechas de "preinscripción" por broncas en el sistema. Además, como que no tiene mucho sentido hacer eso si de todos modos debes presentarte para lo que sea. Diferencte sería si se tratase de las reinscripciones en Ciudad Universitaria, donde están un poquito conscientes de que muchos de sus estudiantes vienen de provincia y pasan los intersemestrales con la familia, de modo que todo el proceso de inscripción se realiza por internet, sin requerir de la presencia del alumno en ungún momento.

Sea como sea, el problema más grande es cuando hay una falla humana en el sistema. Porque, ¿a quién le preguntas? ¿A quién le reclamas? ¿A un cuadro de plástico con una pantalla y conexióna internet? Tal vez sea catártico, pero no soluciona el problema y no es muy bien visto por los demás miembros de esta cultura. "Pero hay teléfonos a los que puedes llamar si tienes algún problema", dirán algunos. Pues no. Para empezar, hay dos centros de idiomas: Campo 1 y Campo 4. En Campo 1 jamás contestán el infeliz teléfono y en campo 4 hay secretarias de oficina, no empleados de un call center con entrenamiento técnico para resolver problemas informáticos. Si llamas, sólo te dicen "inténtele hasta que funcione". Repartan culpas como les de la gana.

El motivo de este berrinche es que el viernes 8 de febrero me tocaba reinscribir el último semestre básico de alemán antes de hacer el Zertifikat. Pues en todo el día no pude meter el desgraciado idioma. El sistema decía que, a pesar de que saqué MB, la calificación registrada no era esa. Tal vez me explique mejor poniéndolo en una oración: "¡Enhorabuena! Usted ha sacado MB, pero no lo puedo "preinscribir" porque no sacó MB y no le toca hoy". Total que el sistema registó mi MB, pero al parecer tampoco saqué B, S o STFU siquiera.

Aparte, como era viernes, tuve que esperar hasta el lunes (ayer) para intentar resolver el problema. Resultó que hubó como MIL personas más que tuvieron problemas, MIL más que se inscribían ese día y MIL más esperando otros trámites en idioma, así que la aglomeración en unas oficinas de 5x5 sería fácilmente equiparable con las pergrinaciones a Tierra Santa en los siglos XI y XII. Después de dos horas y media de espera, logré entrevistarme con el director de control escolar de idiomas, que resolvíó mi problema a cambio de llegar 40 minutos tarde a mi primer clase de la carrera. Ni modo.

Sólo que ahora resulta que, maldita sea mi estrella, como hubo un problema en el sistema con todos los miembros de mi grupo de alemán para empezar, también me tiene que inscribir el mismo fulano personalmente. Sólo que debo esperar hasta las 12.00 hrs. a que llegue. Y tengo que llegar a Acatlán para inscribir italiano 4 antes de las 14.00 hrs. Escribo esto mientras espero la resolución del joss. Acabo de tener dos de las peores mañanas de mi existir (y otros MIL más también) sólo por la fanfarronería de un puñado de burócratas.

Odio la automatización de la burocracía. Odio la tecnocracia.